No es muy común que un escritor latinoamericano se ocupe de un lugar tan remoto como pudiera parecernos Pekín. Ciudad antigua, enigmática, fantasmal, y fantástica, pero sobre todo global y pujante. La capital de la China de hoy, ejemplo mismo de la globalización y su ascensión como centro financiero de este mundo mixto, donde una economía capitalista confluye -o más o menos-, con una sociedad comunista; donde lo mismo se ve a una familia entera montados en una bicicleta, que a un poderoso miembro del partido en un lujoso auto del año. Ciudad de neón, smog y casa de millones de almas que corren de un lado a otro tratando de adaptarse al ritmo del dinero, el trabajo y la productividad… pero sobre todo, al proceso de acumulación.

El colombiano Frank Michalski llega precisamente a dictar un curso sobre adaptación; no hablamos aquí en términos darwinistas, sino de leyes del mercado. ¿Cuáles son los pasos para cerrar un contrato? ¿Cómo comportarse durante una cena de negocios? De qué hablar mientras se trata de dinero, qué corbata es la más adecuada, qué vino pedir, o qué postre debe evitarse. El capitalismo y sus cánones sociales. Las buenas formas del gastar y lucir lo gastado. Los semblantes psicológicos y morales de porque no debe ser uno ni demasiado amable, ni demasiado rudo con los clientes potenciales, aunque a veces si con los empleados. Estas y otras “recetas” de comportamiento entre los hombres de negocios; inversionistas, gerentes y nuevos ricos en general, son las que Frank les llega a enseñar.

Frank es un triunfador no sólo en su patria, sino en el mundo del dinero en general. Se desempeña como instructor y ha recorrido varios países del mundo enseñando las buenas formas gerenciales. Su verdadero nombre es Francisco Munévar, pero ha decidido cambiárselo pues no es el mejor nombre para un triunfador que enseña a otros que pretenden triunfar; en tal caso es mejor un nombre en inglés para alguien que pregona las maneras correctas del mundo occidental.

Frank es un experto en adaptarse, es un camaleón que sabe el inglés a la perfección y las buenas reglas de la sociedad norteamericana que él representa. Sin embargo, es en Pekín donde uno de sus alumnos, Li Qiang -de hecho uno de los mejores estudiantes-, lo enfrenta y cuestiona de una forma en que nadie lo había hecho. ¿Cuáles son las razones éticas de lo que enseña? ¿Por qué razón el dinero es Dios, juez y parte?

Hotel Pekín no es sólo una maravillosa novela de viajes, y un intento por comprender otra cultura, sino un libro que nos habla del proceso de ajuste entre una forma de ser y de pensar.

Unicoc

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